El himno al Cusco es una composición de los músicos cusqueños Luis Nieto Miranda y Roberto Ojeda Campana que la Municipalidad Provincial del Cuzco adoptó en los años 1970 como himno de la ciudad. Las letras del himno son las siguientes: Qosqo, Qosqo willkasqan sutiyki inka pachaq Tayta Intin hina teqsimuyun qhasqunpi apasunki haylli taki unanchantahina. Mana llalliy sanaykiq pukaran, llaqtakunan much´aykusunki; Suyutaqmi aylluykiwan samisqa mat´iykiman pilluta churan. Wiñay Qosqo, Inti qori manyankunan illaykikunata llanq´arqan. Hayllinkikunatan pacha llaqllarqan wankikitaqaq Kusi Pacha. Llapan suyukuna sayarichun, ch´aska takinkuta wach´ichispa lluy pachataq yupaychasunkiku unanchanta k´umuykachispa.
Era muy importante adquirir un rostro y corazón que diera sentido a la vida; también entender lo transitorio y lo efímero de la estancia en este mundo. La felicidad y el buen vivir podrían ser sinónimos. Por un lado quizá debamos aceptar que la felicidad absoluta existe solo por momentos, sin embargo, podemos practicar cierta sabiduría ancestral para fincar las bases de una buena vida . Hacer lo anterior te acercará más a la felicidad, siempre considerando que este mundo es imperfecto (al menos en el plano humano y en el de los deseos) y por ello, se trata de una meta, a la cual puedes construirle cimientos. Lo anterior los aztecas pareciera que lo tenían muy claro. Su gran sentido ritual reconocía que la perfección estaba solo en manos de los dioses. Aunque más allá del plano divino, también aplicaron conocimientos, resultado de sabiduría de generaciones, para procucar el buen vivir , quizá lo más cercano a la felicidad que...
La partera es la encargada de dar las directrices a la madre para que el parto sea lo menos complicado posible. Foto: web Ambientar espiritualmente una habitación es indispensable dentro de las comunidades indígenas porque es donde se dará la bienvenida al bebé, según cómo se lo reciba, él será con el mundo. Dentro de la cosmovisión indígena el parto es un ritual ancestral. La partera cumple un papel fundamental en este acto, pues es quién, de acuerdo con sus saberes y tradiciones, da la bienvenida al recién nacido. Al iniciar el ritual, la partera se encomienda a seres supremos, según sean sus creencias. Después, se encarga de adecuar el ambiente para recibir al niño, por ejemplo, prende un fogón y varias fogatas para que la habitación se abrigue. Cada partera conserva su tradición de cómo ambientar el cuarto, algunas hacen un círculo de fuego entorno a la parturienta, otras lo hacen con humo de sahumerio, etc. Según Enrique Cachiguango, conocedor de las trad...
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