EN 5 ZONAS DEL MUNDO, LA GENTE VIVE MÁS DE 100 AÑOS: ¿CUÁL ES SU SECRETO?

La longevidad no tiene tanto que ver con los genes como con los hábitos cotidianos, y estos casos lo demuestran contundentemente.
El secreto de la longevidad suele ser, en la literatura y otras obras de ficción, un hechizo proporcionado por algún artificio o pócima. Pero extender la vida es una inquietud que no sólo ha permeado los mundos fantásticos, sino que ha sido objeto de interés para la ciencia desde hace milenios.
Curiosamente, conocer más sobre la longevidad y sus secretos requiere de un poco de ciencia demográfica. Resulta que desde el 2004 se ha investigado sobre los territorios del mundo con mayores índices de longevidad. En concreto, hay cinco zonas del mundo en donde el promedio de vida es de 100 años o más, y son conocidas como “zonas azules”porque están en las costas de Japón, Italia, Estados Unidos, Costa Rica y Grecia.
Costa de Ikaría, en Grecia (Foto: Gianluca Colla)

En las zonas azules, 1 de cada 10 habitantes vive hasta los 100 años

y de ellos, el 20% alcanza los 110.

Esta peculiaridad geográfica ha sido aprovechada para estudiar científicamente la longevidad. Investigadores de la Universidad de Roma La Sapienza y la Escuela de Medicina de San Diego encontraron que los habitantes de Cerdeña, una de las zonas azules, tienen una circulación sanguínea óptima, lo que es resultado de los bajos niveles de una hormona llamada adrenomedulina, asociada al estrés.
Una residente de Icaria, en Grecia (Foto: Gianluca Colla)
Los habitantes de las zonas azules son la prueba de que, en realidad, no hay un secreto para la longevidad, sino que está hecha de hábitos. Y también, que el ambiente influye más que los genes, como han comprobado las investigaciones sobre los habitantes de Okinawa, la zona azul de Japón donde viven las mujeres más longevas del mundo.
A diferencia de quienes habitan estas costas de la longevidad (quienes tienen la oportunidad de tener y mantener ciertos estilos de vida), nosotros vivimos en ecosistemas urbanos repletos de elementos nocivos para la salud. Pero sin duda podemos adoptar algunos de los hábitos saludables de las zonas azules, los cuales, más allá de longevidad, nos asegurarán de manera inmediata una mejor calidad de vida.

Los (secretos) hábitos para una mayor longevidad


(Foto: flickr Eleazar Lazarao)

Alimentos naturales y poca carne

Desde hace mucho se ha estudiado cómo afecta la alimentación a la calidad de vida. Algunos avances en el tema han arrojado luz sobre la importancia de comer alimentos naturales y restringir calorías para ser más longevo. Pero lo mejor es transformar nuestra alimentación y hacerla más natural.
Las dietas de las zonas azules suelen consistir en alimentos locales, la mayoría de origen vegetal, lo que evita las enfermedades asociadas a los alimentos procesados, los ingredientes artificiales, los pesticidas y el exceso en el consumo de carne. Por eso debemos intentar consumir pocos alimentos de origen animal y que sean, de preferencia, orgánicos o de origen local. Esto evitará la ingestión de sustancias químicas y será más sustentable. Además, los productos animales locales sueles ser más ricos en nutrientes.
(Foto: LUZphoto)

Una vida comunitaria y empática

En las zonas costeras la integración comunitaria es parte intrínseca de la vida, y a esto se puede atribuir una mayor plenitud que mejora considerablemente la salud. Asimismo, la gente cuida de sí mutuamente y la interacción rara vez está mediada por las redes sociales, tan nocivas para las relaciones personales como para la salud.

 

Mayor actividad sexual

Las investigaciones sobre la longevidad italiana demostraron que en Cerdeña la actividad sexual es mayor, incluso en personas de la tercera edad. Esto se atribuye al aire limpio y a la buena calidad de vida, que incentiva la actividad sexual placentera, la cual estaría vinculada a la longevidad, en tanto que es una práctica que promueve la neurogenesis y libera grandes cantidades de dopamina.

 

Movimiento continuo

Quienes habitas las zonas azules son muy activos. No siempre de manera intensa, pero su rutina diaria incluye caminatas y otras actividades prolongadas que mantienen los músculos ocupados y promueven el flujo sanguíneo.
La actividad cotidiana es, en parte, mejor que las rutinas de ejercicio, pues promueve la resistencia física y mejora la función del sistema inmune de manera continua. Contrario a este tipo de actividad, interrumpir cualquier rutina establecida de ejercicio es más fácil, lo que también detiene los beneficios de ésta.

Buen descanso

En las zonas azules el promedio de sueño es de 8 horas o más, y el patrón suele ser siempre el mismo: de sol a sol. Así evitan los desequilibrios hormonales y otras consecuencias de la interrupción del sueño o el poco descanso. También duermen siestas cuando es necesario.

Todos estos elementos permiten que estas comunidades estén prácticamente libres de estrés. Sus hábitos promueven bajos niveles de cortisol y otras hormonas y les brindan no sólo longevidad sino una mejor calidad de vida, lo que es todavía más valioso.
El “estilo de vida azul” es una hoja de ruta para la vida que permite ser más saludable, sustentable y feliz. En síntesis: nos permite evolucionar la vida. ¿Te animas a probarlo?

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