SANANDO MEMORIAS UTERINAS
Para sanar lo femenino a nivel planetario debemos comenzar por sanar nuestra propia herida. Cada mujer lleva una herida profunda que arrastra –por ser parte del inconsciente colectivo– desde sus antepasadas más lejanas. Hemos sido obligadas a ocultar, reprimir y –en el peor de los casos– olvidar nuestros dones más preciados: la intuición, la sanación natural, el respeto por nuestro cuerpo y sus ciclos, nuestra conexión con la naturaleza y con el cosmos, los vínculos son nuestros espacios sagrados genitales y corazón. Felizmente, todo ello aún duerme en nuestra psique y espera ser despertado –Germaine Greer.
¿Cómo adquiere el útero sus memorias?
1. A través del linaje femenino.
La información se pasa de útero a útero, por la unidad dual madre-hija. Cada hija trae consigo a su madre, y a todas las madres que existieron antes que ella. Podemos registrar en la etapa gestacional las impresiones y sentimientos de nuestra madre, podemos también reconocernos entre las mujeres de nuestro linaje femenino y encontrar muchas cosas en común, incluso sueños y deseos, hábitos y carácter, pero sobre todo esto de recibir energía de nuestro linaje se da pues nacimos del útero de una mujer, de su copa, de su matriz, del lugar donde ella dirige sus emociones, pero donde también sofoca su sentir, por ende crecer en el vientre de nuestra madre nos conduce necesariamente a entender y sentir a nuestra línea materna y en algún momento empatizar, aprender y por qué no, sanar junto a ellas.
La información se pasa de útero a útero, por la unidad dual madre-hija. Cada hija trae consigo a su madre, y a todas las madres que existieron antes que ella. Podemos registrar en la etapa gestacional las impresiones y sentimientos de nuestra madre, podemos también reconocernos entre las mujeres de nuestro linaje femenino y encontrar muchas cosas en común, incluso sueños y deseos, hábitos y carácter, pero sobre todo esto de recibir energía de nuestro linaje se da pues nacimos del útero de una mujer, de su copa, de su matriz, del lugar donde ella dirige sus emociones, pero donde también sofoca su sentir, por ende crecer en el vientre de nuestra madre nos conduce necesariamente a entender y sentir a nuestra línea materna y en algún momento empatizar, aprender y por qué no, sanar junto a ellas.
2. Por medio de la impregnación energética.
Que es cuando intercambiamos fluidos como: semen, fluido vaginal. Y de esta manera se activa el detector de las variaciones físicas o químicas que provienen del interior del individuo con el que compartimos nuestros fluidos. Cuando intercambiamos fluidos no solo estamos asimilando la información química, que nos entrega este intercambio, también estamos obteniendo el psiquismo celular de nuestras parejas. Y en la virtud mal aspectada de muchas mujeres que tendemos a retener, es que retenemos ese psiquismo celular de la pareja con la que estuvimos sexualmente en nuestro útero.
Yogi Bhajan explicó cómo las experiencias sexuales son impresas en nuestra aura, y en nuestra mente subconsciente. Cada uno se impregna con una intensidad diferente. Las mujeres son muy sensitivas y recibidoras de la cualidad penetrante del hombre.
Cuando un hombre penetra una mujer, el aura de esta mujer quedará impresa durante 7 años en un orden decreciente a medida que se aleja de la fecha de la penetración. Si te preguntas ¿En que te influye tener impresa la penetración de una pareja en tu aura? Sigue leyendo.
La impregnación funciona así: Recibimos, retenemos, acumulamos información de nuestras parejas sexuales y la sostenemos en nuestro útero, esto ocurre en cada encuentro sexual, cobijando esa frecuencia en la que transito nuestro acompañante sexual. En cada encuentro cuando el semen entra o cuando hay un beso e intercambiamos saliva, estamos compartiendo material genético, información, energía que en oriente bien se comprende que estos fluidos son la VIDA, en ellos hay mucha información. No por nada para saber cómo está tu cuerpo se hacen exámenes a estos fluidos, sea sangre, saliva, flujo vaginal, semen.
3. Por medio de la Emisión de energía.
La cual necesita proximidad y tiempo; por ejemplo les ha pasado que cuándo se juntan con su amigas tres o cuatro días (sino menos) en un mismo espacio, ¿comienzan a menstruar todas juntas? Pues eso se da por la emisión uterina por proximidad entre mujeres y asiduidad. Es decir este psiquismo femenino surge por la proximidad de vibración entre una y otra mujer. De ahí que en los círculos de mujeres se libera en todas la hormona oxitocina que es activada por proximidad y está demostrado que la oxitocina mejora la capacidad de la mujeres (hombres también) de confiar en otras personas, promover la actividad social, superar el temor a la traición y crear un círculo de confianza y afecto. La cual sana la ruptura de la hermandad femenina, comenzamos a confiar en la otra mujer, sea conocida o desconocida, pues empezamos a emanar, a recordar el origen es decir la unión.
De la misma manera que el dormir con un acompañante, pareja, esposo que está constantemente, enojado, con rabias, mal humorado, etc. (emociones por las que todos pasamos) pues por emisión nosotras lo sentiremos y no sólo eso, si no que posiblemente entremos en esa misma frecuencia de energía.
4. Los introyectos.
Un introyecto es una idea, una creencia que se absorbió en determinado momento de la vida, usualmente la infancia. Esta idea tal vez ya no responde a la situación y necesidades presentes, pero sigue vigente. Usualmente un introyecto toma forma en una oración con la palabra debes, o deberías.
Por ejemplo si durante tu infancia te decían que “debes ser una mujer fuerte y mantenerte al pie del cañon”, “que una mujer fuerte es la que lucha”, o que “debieran las mujeres ser obedientes, ser buenas niñas” etc. pues si estás hoy en tu vida adulta y has pasado por un momento difícil y no puedes manifestar tu debilidad, no te permites llorar o sentir incluso confiar, o delegar, te aseguro que si buscasen tus introyectos de mujer, encontrarían frases como las descritas arriba, creencias que posiblemente sea tiempo de soltarlas para incorporar creencias que se adapten a tu presente y te fortalezcan y empoderen como persona, como mujer sagrada.
Ahora bien ¿significa esto que un introyecto es malo? No, sólo que puede no responder a la necesidad que tiene tu alma en el presente y puedes sentir frustración, miedo, inseguridad, disconformidad y muchas veces sin saber la causa conscientemente, incluso algunos síntomas se presentan por introyectos como por ejemplo “ando enferma, pues ando con mi regla”, “pronto me voy a indisponer”, “ para que voy a ir a esa reunión si será lo mismo de siempre, me dejarán en lista de espera”, “para que tratar de quedar embarazada si ya llevo 10 intentos y no pasa nada, mi útero no me funciona” etc, una larga lista de creencias que se anidaron en nuestra mente femenina, por ende en el útero.
La energía que aún anida en el inconsciente femenino a nivel colectivo y que muchas pasamos por alto, las historias de sufrimiento, humillación, dolor que hemos grabado en nuestros cuerpos, en nuestro inconsciente. Historias que han quedado reprimidas y bloqueadas a nivel individual y por ende colectivo. Por ello, es inminente atender las historias de vida que no hemos logrado cambiar y repetimos una y otra vez, como conducta repetitiva en nuestra historia de vida.
Como pueden ver el útero es más que un órgano encargado de gestar bebés, pues en el reside una energía que fue digna de investigar por muchos hombres y que hasta hoy sólo conocen las mujeres que han despertado a esta sensibilidad uterina y logran moverse en el mundo recibiendo información de sus sentidos del vientre donde está la llave a su psiquis.
Está en nuestras manos el don de sanar nuestro útero, resignificarlo y permitir que entre en nosotras la energía femenina-comprensiva, compasiva, incluyente, sanadora, sabia y creadora. Los pensamientos en positivo sobre nuestro útero, cuidarlo sobre todo escucharlo nos lleva directo a la llave que nos dirige al Alma Femenina, a la sanación personal y colectiva de esta alma integradora y amorosa.
Fuente
Un introyecto es una idea, una creencia que se absorbió en determinado momento de la vida, usualmente la infancia. Esta idea tal vez ya no responde a la situación y necesidades presentes, pero sigue vigente. Usualmente un introyecto toma forma en una oración con la palabra debes, o deberías.
Por ejemplo si durante tu infancia te decían que “debes ser una mujer fuerte y mantenerte al pie del cañon”, “que una mujer fuerte es la que lucha”, o que “debieran las mujeres ser obedientes, ser buenas niñas” etc. pues si estás hoy en tu vida adulta y has pasado por un momento difícil y no puedes manifestar tu debilidad, no te permites llorar o sentir incluso confiar, o delegar, te aseguro que si buscasen tus introyectos de mujer, encontrarían frases como las descritas arriba, creencias que posiblemente sea tiempo de soltarlas para incorporar creencias que se adapten a tu presente y te fortalezcan y empoderen como persona, como mujer sagrada.
Ahora bien ¿significa esto que un introyecto es malo? No, sólo que puede no responder a la necesidad que tiene tu alma en el presente y puedes sentir frustración, miedo, inseguridad, disconformidad y muchas veces sin saber la causa conscientemente, incluso algunos síntomas se presentan por introyectos como por ejemplo “ando enferma, pues ando con mi regla”, “pronto me voy a indisponer”, “ para que voy a ir a esa reunión si será lo mismo de siempre, me dejarán en lista de espera”, “para que tratar de quedar embarazada si ya llevo 10 intentos y no pasa nada, mi útero no me funciona” etc, una larga lista de creencias que se anidaron en nuestra mente femenina, por ende en el útero.
La energía que aún anida en el inconsciente femenino a nivel colectivo y que muchas pasamos por alto, las historias de sufrimiento, humillación, dolor que hemos grabado en nuestros cuerpos, en nuestro inconsciente. Historias que han quedado reprimidas y bloqueadas a nivel individual y por ende colectivo. Por ello, es inminente atender las historias de vida que no hemos logrado cambiar y repetimos una y otra vez, como conducta repetitiva en nuestra historia de vida.
Como pueden ver el útero es más que un órgano encargado de gestar bebés, pues en el reside una energía que fue digna de investigar por muchos hombres y que hasta hoy sólo conocen las mujeres que han despertado a esta sensibilidad uterina y logran moverse en el mundo recibiendo información de sus sentidos del vientre donde está la llave a su psiquis.
Está en nuestras manos el don de sanar nuestro útero, resignificarlo y permitir que entre en nosotras la energía femenina-comprensiva, compasiva, incluyente, sanadora, sabia y creadora. Los pensamientos en positivo sobre nuestro útero, cuidarlo sobre todo escucharlo nos lleva directo a la llave que nos dirige al Alma Femenina, a la sanación personal y colectiva de esta alma integradora y amorosa.
Fuente
Muy intresante la infirmacion.gracias
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