LA ATRACCIÓN MENTAL ES MUCHO MÁS FUERTE QUE LA FÍSICA


Podemos entender que nuestras características físicas son la carta de presentación ante cualquier interacción, a través de algunos atributos logramos llamar la atención de alguien más y viceversa. Una vez iniciada la interacción tenemos la posibilidad de mostrarnos más allá de lo que nuestro físico refleja, más allá de lo evidente, incluso más allá de lo tangible.
Al entrar en contacto podemos dar paso a mostrar lo que llevamos dentro, de qué estamos hechos, ante qué nos sensibilizamos e inclusive podemos mostrar exactamente lo que queremos que el otro aprecie de nosotros. Evidentemente podemos ser tan honestos o perversos como queramos, sinceros o manipuladores, pero a fin de cuentas daremos una imagen más amplia de lo que la proyección física puede hacer.
Algunos dicen que cuando dos mentes se conectan, se sincronizan, sienten sensaciones similares a las que explican las relaciones de almas gemelas. Presentan una afinidad y complicidad que pocas relaciones tienen, parecen leerse con tan solo una mirada, son capaces de sentir, inclusive a distancia la incomodidad o la alegría del otro y una vez generado el vínculo se hace difícil imaginar la vida sin ese otro ser.
Una mente brillante cautiva, pero no a todos, a algunos los atemoriza, otros se sienten amenazados, otros se llenan de complejos, pero a alguien impacta de manera especial, ese alguien quiere seguir descubriendo que hay detrás de cada palabra, de cada mirada, comienza a no saciar su sed de más, es una conexión placentera casi orgásmica.
Y sí, podríamos decir que todos tenemos mentes brillantes, aunque algunos lo ignoren por completo y tenga que venir otro a descubrirle, a hacerse de espejo para que se dé cuenta de todo lo que tiene para ofrecer, para ser y hacer.
No nos libramos con facilidad de una atracción mental, no es sencillo sentirse ampliamente cómodo y podernos mostrar con tranquilidad ante otra persona, solo esa atracción mental facilita el proceso de mostrarnos lo más cercanamente posible a lo que somos. Ser auténticos evidentemente depende de cada uno de nosotros, pero hay ciertas personas que facilitan el proceso, donde sentimos que mientras más demos y mostremos de nosotros más aceptados y queridos seremos y aunque ese no sea el fin, no deja de ser gratificante.
Esa persona que nos reta, nos muestra comprensión, nos atiende y hasta nos excita solo con mencionar una palabra, ha pasado a ocupar un blanco para nuestra propia mente… y qué fácil es que los sentimientos vayan corriendo detrás de quien cuenta con la atención de nuestra mente y qué difícil resulta desligarnos de esa atracción.
La atracción mental es mucho más fuerte que la física; de una mente no te liberas ni cerrando los ojos.

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