LOS CHAMANES.

En las antiguas culturas primitivas, a la llegada de cualquier suceso que perturbara el normal discurrir de la existencia en una comunidad, las personas se dirigían a un ser especial, dotado de particulares facultades mágicas, capaz de curar enfermedades y de ver el futuro: este personaje se representa en la figura del chaman, hombres, y a veces mujeres, con dones de curanderos y místicos, capaces de socorrer a quien lo necesitara.


El Chaman es un místico que desafía lo desconocido y el misterio de la existencia, un hombre extraordinario que superadas sus propias dificultades internas y sus profundas crisis existenciales, derivadas a veces de su propio estatus que a menudo lo lleva a los limites de la locura, y que gracias a unos recorridos de muerte-renacimiento y a la búsqueda de la verdad a través de experiencias concretas como rituales energéticos y bailes estáticos, se vuelve un hombre nuevo, fuerte y equilibrado, mago y ascético, capaz de reconfortar a sí mismo y a quien le rodea, un visionario, gran conocedor del alma humana.

Característica común de los chamanes es el viaje espiritual, o sea un viaje del alma a realidades distintas a la terrenal, y que le permite contactar con entidades abstractas llamadas aliados: estas a veces toman formas de animales -animales guías- o de maestros espirituales, como antepasados, figuras mitológicas, o como simple sabios.

Los aliados entregan al chaman el poder y el conocimiento para ayudar y curar a si mismo y a los demás, al mundo entero a su alrededor, y cada uno de nosotros puede hacer el viaje de chaman sin la ayuda de mediadores y sin tener que acometer complejos rituales.


Otra prerrogativa de los chamanes es la capacidad de ver, o sea de captar directamente la intensidad que cada persona posee, y por eso sentir a los seres humanos como esferas luminosas y campos de energía: en cada persona se ve claramente una zona luminosa intensa, normalmente detrás de la espalda a la altura de los omóplatos, llamada punto de montaje. Esta es la parte donde se encuentran enormes cantidades de fuerzas y donde se realiza en realidad la transformación de la energía en bases sensibles, y donde se interpretan; durante el sueño el punto de montaje se mueve y cuanto más se cambie de sitio más singulares serán los sueños.

Los Chamanes profundizaron y ampliaron el arte de soñar, o sea la capacidad de transportar voluntariamente el punto de montaje, haciendo que todos los campos energéticos fueran vistos como hilos luminosos en un estado aun más extremo que los normales niveles de conocimiento.

Esto lleva a la posibilidad de acceder a los campos de energía distintos a los que habitualmente se utilizan, interpretarlos de forma distinta para alcanzar niveles de conciencia infinitos, y en este estado el brujo desarrolla estados superiores de conciencia, agilidad y bienestar. Una vez despiertos, se puede encontrar cuanto se ha conquistado gracias a el arte del sueño, mediante una serie de movimientos del cuerpo llamados pasos mágicos.

La tensegridad, termino que une tensión y integridad, es una disciplina que, desarrollada en México y transmitida de un chaman a otro, ha sido enseñada a hombres y a mujeres.

Esta practica determina y enseña una versión elaborada de los pasos mágicos antes citados, y que habrían sido profundizados y ampliados por chamanes mexicanos desde la época precolombina.

Los brujos se dieron cuenta, aunque no estaban capacitados de elaborar teóricamente lo que percibían con intuición, que en el universo existe un gran flujo de energía, que normalmente se transforma en datos y crea el mundo tal y como cotidianamente lo conocemos y lo vivimos.


El Chamanismo primitivo era y es todavía un fenómeno mágico-religioso que, nacido en los territorio de Asia centro septentrional y practicado también por los pueblos árticos, paleo-siberiano y ural-artáico, se difundió después, gracias a la migración a través del estrecho de Bering, por todo el norte y el sur de América, además de muchas áreas de Asia meridional y oriental y por Australia.

Todas sus practicas mágicas se basaban en el uso del éxtasis sagrado, técnica utilizada para reconocer enfermedades, curar y predecir; en la tradición de los chamanes, el alteración voluntaria del estado normal de conciencia era la forma de liberar el alma para que viajara en el Más Allá, en contacto con los espíritus.

La experiencia del trance, como prerrogativa exclusiva del chaman, representaba la expresión inequívoca de su condición como elegido, capaz de entrar en ámbitos sagrados inaccesibles al resto de la comunidad.


Con el trance provocado por alucinógenos, con la danza y el sonido del tambor, el chaman restablece el equilibrio entre dentro y fuera, entre el hombre y el universo, gracias al vuelo mágico, el viaje interior, y descubre el ritmo vibratorio y las formas del Infinito.

En el momento en que encuentra el vacío, el absoluto y lo trascendental, se entiende que ya no hay más progreso, ni conocimiento ni metas que alcanzar, y con vértigo se flota en el mar del silencio sin más limites materiales, uno se transforma en señor del sueño, y se sumerge en los abismos más profundos y secretos de la psique.

Es un recorrido de conciencia, de auto curación, de renovación de uno mismo, se supera el miedo a la muerte, al desorden psíquico y al cáos, se retrocede hasta llegar como niños, animales con formas muy diversas, alcanzando agilidad y sensibilidad corporal, poderes como médium y creatividad.

Muchas son las manifestaciones que llevan al chaman a alcanzar este estado de éxtasis, entre ellas la danza tiene el papel más relevante: en los episodios de trance dance, él deja fluir su propio cuerpo para que la fuerza vital que regula el universo se mueva y baile dentro de él, hecho que puede ser posible también por las personas comunes.

En la danza con la cara y el cuerpo pintados se pone en escena el misterio de nuestra propia identidad, con la posibilidad de asumir los aspectos más diversos según las características personales, transformándose en animales, entes cargados de energía, de sensualidad y de espiritualidad; en las ceremonias donde están previstos momentos de contactos y de curas- una especie de iniciación para los curanderos- la danza incluye el acto de tocar acariciando las partes del cuerpo enfermas o en tensión.

En la danza tántrica, inspirada por las doctrinas hindúes, se retrocede hasta el estado primordial y se participa de en una experiencia telepática de amor y coexistencia, en pareja y unidos por un profundo contacto mental y energético.

Otra practica terapéutica utilizada a menudo es el sueño del desmembramiento: tumbados en el suelo, nos concentramos en nuestro dolor, y en este momento nos dan fuertes tirones de manera que podamos separarnos de nuestro sufrimiento y para que pueda desaparecer el pasado que nos ha hecho perder el equilibrio y nos ha alienado, y después poder ser readmitidos en el presente con caricias y masajes suaves para renacer más sanos y conscientes.


En el reino natural el chaman encuentra espacio e inspiración para vivir con las fieras salvajes, para coger plantas que lo ayudaran en sus recorridos y para meditar en el silencio; él se retira en la profundidad verde del bosque para fortalecerse, para curarse deambula por los desiertos de alta montaña y se templa sumergiendo en aguas heladas, se deja raptar por los fuertes vientos y solo gasta comidas vegetales, para volverse primitivo, instintivo y genuino.

Para protegerse de los demonios lleva puesto un traje chaman, caparazón de energía con función de mapa de los símbolos cósmicos y de los itinerarios metafísicos; ademas él es etólogo, estudioso del mundo y de las costumbres animales y vegetales.

Para los Chamanes siberianos es el águila el animal guía para subir al cielo: por eso, el aprendiz de brujo deberá aprender a ser pájaro para volar hacia el sol; también el cóndor es sagrado, porque se come las carnes del sacrificio.

En Hokkaido, fría región al norte de Japón, los chamanes tusu guru de la población Ainu aprende del oso de los bosques sin límites de la zona una danza sagrada y enérgica, mientras los chamanes de la Amazona saben imitar a la perfección el canto de los loros, y con sus plumas, juntos a orquídeas, se adornan, usando así la fuerza de las plantas maestras.

Para despertarse y curarse, los chamanes y los curanderos indios Yanomami beben té alucinógeno de ayahuasca, antigua bebida extraída de una liana de hojas de una planta autóctona, mientras sus iguales amerindios usan peyote, un pequeño cactus con efectos psicodélicos; en la región asiática, visionarios y chamanes en cambio, fuman el polen de la Cannabis Sativa, hachís, y la savia del Papaver Somniferum, el opio, y lo mismo los chamanes siberianos comen Amanita Muscaria, un hongo de los alucinógenos.



El chaman es un artista y transformista, conoce el arte de la metamorfosis, inventa dramas psíquicos y fiestas para alejar las tensiones sociales, restaurar las relaciones dentro del grupo y transmitir los mitos y las historias del clan; es un mago que se otorga la capacidad de controlar los acontecimientos meteorólogos, y así poder asegurarse una buena caza y una buena cosecha, un medico que cura las enfermedades del alma y del cuerpo, suyas y de los que están a su alrededor, y también es psicólogo y vidente, sus ojos ven en la oscuridad para descubrir los secretos de la vida.

Libre y solo es el filosofo que busca sin inhibiciones y falsos pudores la verdad, y un político valiente que lucha contras las hipocresías y las violencias del poder político y religioso que, para hacer del hombre un esclavo, no ha evitado quemar brujas y chamanes...

El viaje, el arte y la ciencia chaman desde siempre han atraído el hombre occidental que desde hace más de 500 años ha perdido los estilos de vida y la religión (re-ligar quiere decir unir ) que lo juntaba a la fuerza de la naturaleza.

La antigua enseñanza de los chamanes nunca esta como hoy de gran actualidad: estamos viviendo una época muy difícil y estos seres especiales no quieren ya esconderse sino compartir con nosotros sus conocimientos para ayudarnos en nuestro día a día, y poder aportar por lo tanto salud, fuerza, bienestar interior para todos.

Este interés suyo de querer participar activamente en nuestra vida a menudo ha creado resistencia por parte de las autoridades: hoy día el chamanismo tradicional siberiano persiste en Rusia a pesar de las represalias en contras de las religiones y de los chamanes llevadas a cabo por el régimen estalinista, pero no obstante se siguen cumpliendo ceremonias colectivas, con la conciencia de los chamanes de mantener siempre vivo su papel de guardianes de la tradición, su capacidad de curar todos los que buscan ayuda: sirviéndose de las neurosis, de los ritos de liberación y de regeneración y de otros fenómenos psíquicos, los chamanes exploran y encuentran el malestar humano dando a cambio la oportunidad de individuar y acercarse a las fuentes sagradas del placer y de la vida.


Es evidente que el chaman moderno es muy distinto al antiguo con sus cultos arcaicos: los espíritus que en pasado asistían a los chamanes, que eran parte integrante de las antiguas y originarias culturas ya desaparecidas, se han retirado, encerrados en un estado primitivo, de crisálida, dejando el sitio a los nuevos espíritus.

Estos entes a menudo controlan los mismos chamanes, dominándolos y dirigiéndolos, pero sin poder realizar cambios en ellos ni metamorfosis, efectos que en el pasado les han otorgado la capacidad de mediar entre los espíritus y los hombres, socorriendo estos últimos en caso de necesidad y cuando estaba en juego la misma existencia.

Uno de los mayores referentes contemporáneos, que supo combinar estudios regulares y profundizar búsquedas y experiencia exclusiva y excepcional fue Rolando Toro Araneda, estudioso y académico chileno, ideólogo y creador de la biodanza: esta innovadora técnica es un método de expresión que, gracias a la música, el movimiento y la comunicación expresiva, favorece el bienestar de cada individuo y de la comunidad en la cual vive.

Toro, que durante mucho tiempo dio cursos sobre chamanismo, acompañaba sus alumnos en la naturaleza y a la búsqueda del nido ecológico donde retroceder para poder entrar en contacto con los elementos ambientales, tierra, agua, flores y plantas, donde fuera posible: “estimular la creatividad, el valor y el sentido de responsabilidad de los nuevos chamanes que, rechazando toda superstición y vinculo, restablecen la armonía y la sensibilidad en el mundo con el aroma de su amor, la delicadeza de su toque mágico y con la maestría de sus visiones”.

Otro punto fundamental en la enseñanza de Toro fue el ejercicio de la búsqueda de los antepasados, indispensable para determinar una continuidad ideal entre el antiguo y el nuevo; en este caso habrá que recordar quien más ha influido en nuestro crecimiento cultural y espiritual, después asociarlo con un animal y sucesivamente como si fuéramos el mismo animal: al final de la danza este animal simbólico será también nuestro ángel de la guarda.



Los chamanes siempre han atraído el interés de todo tipo de personas, prueba de eso es que poetas como Rimbaud y Henry Miller, antropólogos como Claude Levi-Strauss, exploradores de la conciencia humana y de la bioenergetica como Jung, Groddek y Reich, y también artistas como Picasso, Grotowski y Julian Beck siempre han estado atraídos y fascinados.









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